Ganas de volver al mar. Ese era el sentimiento generalizado de los mariscadores de Ribeira que ayer comenzaron la campaña después del parón impuesto, primero, por la presencia de toxina en la ría, y, después, por el mal tiempo. La llegada a puerto de los productores fue escalonada, y aunque se podían escuchar opiniones para todos los gustos, la conclusión generalizada es que había cantidad de marisco suficiente para que todos los profesionales cogiesen los topes (diez kilos por persona) y este tenía una elevada calidad. Otra cosa fue la subasta, en la que el bivalvo se vendió a precios bajos en comparación con años anteriores.
Fuente: La Voz de Galicia